Entra, receloso, harto del mundo, pide un whisky.
Pero esto es una biblioteca –le informan.
–Dame un hammet, entonces. Sin hielo.
Y ahí va “Cosecha roja” en edición original, deslizándose por el mostrador hasta ser capturado por la mano rugosa y tibia, amarilla de nicotina, del detective jubilado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario