martes, mayo 24, 2011

DÉCIMO B


Salió a medianoche, decidido. 
Llamaré a la casa de alguien –se dijo-, de cualquiera, y le diré que estoy desesperado. Si me abren la puerta, si de alguna manera me ayudan, no lo haré.
Llamó al portero eléctrico del décimo B de una torre de treinta pisos. Estoy desesperado. Pasa –dijeron y la puerta se abrió.
En el décimo B, fiesta. Champaña, manjares, marihuana y cocaína, bellas mujeres desnudas, un travesti tan bello como Penélope Cruz y Penélope Cruz, bailando abrazados.
-Bienvenido- susurró a su oído la dueña de casa, y él, agradecido y feliz: -llamé a tu departamento, sin conocerte, estaba desesperado.
La anfitriona le alcanzó una copa colmada de burbujeante champagne.
-Celebremos- dijo: -lo hiciste por fin. Jalaste el gatillo.

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