martes, febrero 01, 2011

ALFONSO MATEO-SAGASTA

La concesión del premio de novela histórica Caja Granada a Alfonso Mateo-Sagasta es, qué duda cabe, una buena noticia. Mejor aún si su novela aborda el tema de la conquista española y lo hace desde una mirada diferente, no eurocéntrica.

La depredación a que las potencias coloniales sometieron a las tierras conquistadas y a sus pueblos originarios ha sido narrada durante siglos desde la óptica de los vencedores. Tanto fue así que, al menos en la Argentina, se instaló al 12 de octubre de 1492 como “Día de la Raza” –española o, con algo más de generosidad, blanca en general. Ésa era la idea que nos inocularon en la escuela, la que bajaba desde la cultura oficial, sin posibilidad de réplica ni de narración al estilo de lo que hoy llamarían “contrafáctica”.

Recién con el advenimiento de la democracia, a mediados de los ´80, el clamor aborigen empezó a hacerse oír y, por fin, se escucha hoy con voz clara, más allá de las resistencias que genera en las oligarquías inicialmente beneficiarias de la conquista.

Porque las burguesías criollas no fueron más generosas que los conquistadores iniciales y, tras sangrientas campañas de exterminio a las que denominaron “conquista del desierto”, acabaron con la resistencia de los pueblos originarios, reduciéndolos en pequeñas y aisladas geografías, discriminándolos de toda política social efectiva.

Espero con impaciencia la novela de Alfonso –de quien tengo las mejores referencias como escritor-, al tiempo que celebro en estas líneas que a veces los premios destaquen el talento y el compromiso con la materia narrada. Y que sean monetariamente jugosos, como en este caso, en tiempos en que a los escritores se nos pretende “digitalizar”, al extremo de renunciar a nuestros derechos.

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