domingo, enero 30, 2011

CHORROS PROFESIONALES

Los chorros profesionales dan clases de cómo se afana sin matar, jodiendo a los que guardan sus joyas y billetes en cajas de seguridad trucha, o alzándose con la recaudación bancaria del día, sin pretensiones de irrumpir en el tesoro.

Ladrones de bancos, justicieros sin caballos blancos, que desembarcan en las sucursales que en el 2001 se quedaron con tanta guita ajena, y se llevan algo a casa, el cambio chico, el “sencillo”.

Que para transferir grandes valores a cuentas off shore están los empresarios corruptores y los funcionarios corruptos, tan inherentes al sistema como los mosquitos a un día de picnic en las islas del Tigre.

miércoles, enero 26, 2011

ARMAS ANTIGUAS

Supo que no sería fácil encontrar a un sicario que matara con ballesta. Se asoció a un club de tiradores y tomó cursos con los mejores, hasta dar con el que estuvo dispuesto a hacer el trabajo. Los tiradores deportivos no son en general asesinos y tampoco aquél lo era, aunque por buena plata aceptó el encargo.

Una mañana encontró en la sección policiales de su diario predilecto la reconfortante noticia: Abimael Conforte, su socio, había sido asesinado con un disparo de ballesta: “La policía busca a un maniático”.

Perfecto, se dijo. Esa misma noche saldó su cuenta con el maniático y no supo más nada de él hasta veinte años más tarde cuando, al abrir el mismo diario, leyó: “Experto tirador de ballesta confiesa, en su lecho de agonía, haber matado a un hombre por encargo. No recuerda quién lo contrató”.

No vaciló en ir al hospital. Agonizaba, parecía inconsciente, aunque el médico de guardia le permitió verlo por un par de minutos.

-Soy yo- le dijo cuando estuvo a su lado, -el socio de Abimael Conforte.

Un leve temblor fue el síntoma de la rabia muda del moribundo.

Salió de la habitación, a tiempo para oír la alarma del monitor que indicaba la aceleración y luego el cese de los latidos del corazón del tirador.

Subió a su auto, encendió el motor y abandonó a marcha lenta la playa de estacionamiento del hospital.

-Un disparo de ballesta- se dijo, -qué antigüedad.

¿PERO HAY LITERATURA?

La novela es un universo complejo. Ni mejor ni peor que un cuento o un poema. Complejo.

La novela crece, a veces por obra del escritor y otras –y cuántas veces- por exigencia del editor. Debe alcanzar, por lo menos, las doscientos a doscientos cincuenta páginas. A menos que el autor sea sueco o yanqui, a quienes se les permiten ochocientas.

Cuando se escribe para un concurso de novela, las demandas se extienden incluso al interespaciado, a los márgenes, al tipo de página. Algunos hasta circunscriben la participación al abordaje de determinadas temáticas. Si el concurso es “de género”, habrá que cumplir además con lo que los entendidos afirman que define a un género literario, por ejemplo, al negro.

¿Cuánto queda, cumplidas todas las exigencias, de literatura, de texto “escrito con las tripas”, de alucinación y coraje?

Algunos escritores, además, escriben con los pies y obligan a “editar” textos, lo que pone a unos señores o señoras muy compuestos a reescribir lo que el escritor ha escrito o, peor aún, a escribir por las suyas.

Claro que una obra maestra puede escribirse en quince días y en cincuenta o cien páginas. Pero la mayoría de lo escrito en esas condiciones dista bastante de lo perdurable.

Que un tipo o tipa tarde dos años en escribir una novela no la convierte en mejor que la de la quincena. Sólo le da a su autor –y a los correctores, editores, charlatanes a sueldo o por amistad o encargo- la oportunidad de opinar, corregir, encontrarle “la punta” a lo que parecía ya un trabajo mocho, vestirla como a Cenicienta para que baile en palacio.

Cuando me preguntaba si hay literatura no hablaba de estos casos.

Sigan –sigo- participando.

martes, enero 25, 2011

TIEMPOS DE UNA NOVELA

¿Cuánto tiempo lleva escribir una novela?

La jactancia de los escritores se reparte por partes iguales entre quienes dicen haber tardado quince días o a lo sumo dos meses y quienes afirman que no menos de dos años, para que podamos hablar de literatura.

Un pesquisa no demasiado sofisticado -al que se encomendara la abismal tarea del discernimiento- se asesoraría con algún entendido –de los que sobran en los diarios, por ejemplo- para analizar los resultados de unos y otros: qué escribió fulano en quince días sin dormir y qué Mengano, en dos años con siestas y polvos.

Si le quitáramos al entendido sus referencias concretas –quién escribió qué cosa-, probablemente se equivocaría. O no. Un buen catador sabe identificar un buen vino, aunque esté rancio, de uno fabricado con químicos y colorantes.

¿Hay buenos catadores literarios? ¿Hay escritores capaces de escribir en quince días sin dormir y sin polvos –o incluso con ellos- algo que valga la pena?

Y si las respuestas son inciertas y se consagra a tanto improvisado, a tanto aventurero del teclado, la pregunta purgatorio, antesala de nuestro irrelevante infierno:

¿Sabe alguien de qué se trata?

¿Hay literatura?

sábado, enero 22, 2011

LAS COSAS MÁS FÁCILES

Anunció que, al día siguiente, ya no lo encontraría. Lo dijo sin rabia, como quien saca sus conclusiones tras enunciar el postulado de un teorema.

A ella le pareció lógico que se fuera, que hiciera las cosas más fáciles: se dio vuelta y abrazó su almohada. Ni siquiera oyó el portazo.

Y fue eso, tal vez, lo que la despertó sobresaltada, a la mañana siguiente. Se había ido en silencio, demasiado, para lo que eran sus costumbres. Desde una cabina pública –para que no la identificara cuando atendiera- llamó a su casa y luego a su trabajo: no, nadie lo había visto.

Pasaron los días y lo mismo, nadie, nada.

La curiosidad dio paso a la inquietud ante lo inexplicable y luego se desencadenó la zozobra. ¿Por qué lo buscaba? Llamó a salas de guardia de hospitales, a comisarías y hasta presentó un habeas corpus, nada.

Nunca, nada, nunca más.

viernes, enero 21, 2011

CREPÚSCULOS

La extraña, sobre todo al atardecer, cuando ella y él se sentaban a oír el canto de los pájaros crepusculares, a ver la reverberación de las gotas de la lluvia reciente balanceándose en las ramas de los paraísos. Ella hablaba entonces pero al final de largos silencios, recién entonces y después de destejer la lejana magia del día en que se conocieron, diez años antes, hablaba de ella y de él, con su voz de golondrina y esa mirada que parecía siempre a punto de apagarse pero continuaba encendida, aún en el vértice de los vientos de primavera.

El atardecer languidece y, por fin, la noche se instala entre él, sentado aún frente al mismo jardín, y ella, que regresa a su olvido.

A esa hora ya oscura, que varía según sea primavera u otoño, se felicita de haberla matado.

martes, enero 18, 2011

INICIATIVA

El Mono Martínez es detective privado. Su especialidad, seguir a maridos o esposas infieles, fotografiar sus encuentros clandestinos, redactar el informe respectivo –nunca más de una carilla- y enviar la factura a su contratante.

Hoy, a las nueve de la noche, después de seguir durante todo el día a un ejecutivo de Morgan West Finance & Investors Company, de sacarle la instantánea abrazado a la rubia platinada en el interior de su Hilux y de sentarse en el bar de enfrente a redactar su carilla en la netbook, oye el tableteo de ametralladora, el chirrido de las ruedas de un auto en fuga, las sirenas policiales, observa por el ventanal del bar las corridas de los curiosos, incluyendo al mozo y el patrón del bar.

Solo en el bar, cansado, cierra la notebook, deja un billete de diez pesos bajo el pocillo de café y se va sin esperar a que el mozo y el patrón vuelvan.

Una semana más tarde le llega el cheque, por correo privado. Él había facturado dos mil pesos pero el cheque es por diez mil.

Adosada al cheque, una nota manuscrita aclara el porqué de la diferencia: ocho mil por la iniciativa, buen trabajo.

Piensa, el Mono Martínez, que Dios se comporta a veces como un automovilista borracho que acelera por esas calles suyas y atropella al primer infeliz que se le cruza.

lunes, enero 17, 2011

DOLORES

¿Hay días que duelen?

Los lunes, para la inmensa mayoría de zombis a sueldo, de marionetas hundidas en el pantano gris de las ciudades.

Los domingos, para los solitarios por elección ajena, los viejos y los enfermos que sufren aún más ese día que transcurre sin que nadie vaya a visitarlos.

Los viernes, para las amantes de tipos casados con familia tipo, que se borran hasta el lunes y abandonan el deseo, salpican a su entorno con la inmunda hipocresía que durante la semana distraen con sexo fundado en promesas que no cumplirán.

Los miércoles, días anclados entre los sargazos del mar de siete días eternos y sucios como la ropa del miserable que duerme en las calles.

Y quedan tres días inocuos, a veces soportables, a veces tristones, días de tregua, de espera en la sala de espera con revistas viejas y charlas aburridas con desconocidos que no volveremos a ver.

¿Duele el tiempo?

No demasiado. Y es, tal vez, el más aceptado de los dolores, el que llega para quedarse y ser soportado hasta, precisa e implacablemente, el último día.

domingo, enero 16, 2011

PUEBLOS CHICOS

Los pueblos chicos tienen eso: estamos tan cerca unos de otros que es imposible no vernos casi a diario. No por eso nos conocemos más que si viviéramos en una gran ciudad, pero nos conjeturamos, nos olfateamos, nos miramos de reojo y lo que no sabemos del otro lo inventamos y echamos a rodar. La historia, días después, regresa cambiada, como esas novelas escritas a varias manos que van enredando su trama y diversificando sus estilos de escritura hasta construir una madeja que ni un gato frente a un ovillo de lana podría complicar tanto.

La ventaja del pueblo chico por sobre la novela a varias manos es que acá la historia –o sus conjeturas- sigue. No importa si de a ratos muere un personaje: se lo vela y mientras tanto se aprovechan las horas muertas del muerto para enriquecer otras historias.

Sin leyendas ni épica alguna, pueblos como éste en el que vivo nacieron de una especulación inmobiliaria y fueron creciendo al azar de la obra pública que necesitaba mano de obra, del sueño imposible de habitantes de la ciudad que imaginan sus mezquinos paraísos.

Me informan que alguien acaba de morir.

No lo conozco pero llevaré consuelo a sus deudos avisándoles que la novela del finado todavía está por escribirse.

sábado, enero 15, 2011

PROGRESÍA

Tiene catorce años y un embarazo de tres meses. Acaba de hablar con papá –empresario progre que aún hoy colabora con el PC. Papá no la reprendió. Apenas si le insinuó que era una tonta y ella lloró. Lloraría de todos modos –entendió papá: las mujeres se ponen sentimentales cuando se embarazan. Y su hija, aún adolescente, es una mujer.

Papá le dio el número de teléfono, partió hacia su oficina y ella quedó preparándose el desayuno. Él le dijo que la ama –lo dicen a cada rato en las películas norteamericanas. Ella le dijo que también.

Horas más tarde, el médico admitió dos cosas. Que era en efecto “un reconocido abortista” –opero en mi consultorio pero con todo el instrumental y el personal que me asiste en el hospital- abundó. Y que ella lo había llamado.

-Pero cortó en mitad de la comunicación- dijo el reconocido abortista.

Papá llegó tarde.

Mamá, de viaje por Europa y Asia.

La bicicleta blanca


Llevaba de manubrio los cuernos de una cabra
atrás, en un carrito, llevaba un pez y un pan...
Y hasta yo, que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo aquella luz la polca del ciclista.
Después, no sé por qué lo hicimos...

viernes, enero 14, 2011

SOLEDADES

No todos mueren de lo que parece que han muerto.

A los viejos, por ejemplo, a menudo se los abandona porque dan trabajo, apestan, no acaban de morirse. Se los interna en geriátricos que remiten a los sombríos caserones de una excelente serie inglesa –de hace muchos años- que abundaba en la descripción de manicomios con patíbulo incluido.

Un viejo abandonado muere de tristeza. Si ha tenido familia, los hijos pequeños llegan de madrugada a visitarlo, a decirle papá, quieren abrazarlo pero algo se los impide. Lo mismo ella, a la que tanto ha amado, llega hasta él por las noches, cuando ya han apagado las luces, y le dice siempre te amaré.

Razones para vivir hay muchas, aún en la vejez. Para morir, una pero implacable: la soledad.

miércoles, enero 12, 2011

LA VIDA EN MEDIA HORA

Había hecho una cita con ella.

La alegría del reencuentro merece algo más que un café –escribió en el facebook: ¿Qué te parece cenar en …? Y soltó el nombre de un restaurante de moda. Dale, dijo ella, aunque te va a salir carísimo, pagamos a medias. ¿Tengo cara de pobre?, bromeó él.

Estás tan guapo –había escrito ella al ver la foto de su perfil. Y él: siempre tan hermosa.

Llegó al lugar, en Puerto Madero, dio unas vueltas con el auto, el restaurante estaba completo pero él había tenido la precaución de reservar mesa. Era temprano, entró y le preguntó al maitre. Es aquella mesa –le señaló una, junto a un ventanal desde el que se veía un barco carguero y un crucero turístico. ¿Le sirvo algo?

Espero afuera –dijo él, mostrándole el atado de cigarrillos.

Al cuarto cigarrillo subió al auto y se fue. La cita era a las diez y ya eran las y media. Encendió la radio mientras se alejaba de Puerto Madero.

“La vida en media hora”, dijo el locutor dando por terminado el programa de boleros, foxtrots y apergaminados tangos de la guardia vieja.

martes, enero 11, 2011

APENAS ESO

Nos preguntan, con demasiada frecuencia, para qué escribimos. Que es una manera de preguntar por qué no hacemos algo más útil. Caemos en la trampa y arrancamos con el discurso.

Ahí es cuando el que había leído con algún placer un cuento o hasta una novela nuestra, cambia de canal.

No son giles, los lectores. El perro puede correr una vez tras el hueso de plástico, pero al segundo tiro se sentará a esperar que lo respetemos y le demos algo con carne. O carne, incluso sin hueso.

Si no sabemos para qué, no perdamos ni hagamos perder el tiempo. No espantemos a los que se acercan a nuestra escritura porque aprecian la emoción, la sorpresa, cierta armonía entre el texto y su significado.

Apenas eso.

lunes, enero 10, 2011

LA REVOLUCIÓN IMPRESCINDIBLE

María Elena Walsh no se quedó encerrada en la prototípica "torre de marfil" de tantos escritores. Fue una consecuente luchadora por los derechos de la mujer, en tiempos en que hacerlo equivalía a recibir las consabidas etiquetas y descalificaciones. Defendió la libertad cuando casi todos callaban, recibió amenazas de muerte, transitó madrugadas de incertidumbre y miedo, pero lo hizo siempre escribiendo y dando claro testimonio de que la poesía, cuando la recoge el pueblo, es el arma de liberación más poderosa, la revolución imprescindible, cualquiera sea el "soporte" que la difunda. Sus versos, sus cuentos, sus canciones y, en ellos y con todos nosotros, sus ideas germinaron en la imaginación de millones.

Merece, como todo artista inolvidable que amaga terminar su función pero sigue embelleciendo y dándole sentido al mundo, un aplauso que se oiga desde Marte.

domingo, enero 09, 2011

PIQUETEROS

Tampoco pueden, los personajes, sustraerse del todo a la sociedad de la que el escritor forma parte aunque pose de desclasado, de marginal, de antisistema. Los personajes junan largo estas actuaciones y no le creen al escritor. Y más aún, se sienten perjudicados cuando la vocación protagónica del quía que los escribe pretende condicionarlos, hacer que hagan lo que no se les canta hacer, ir contra la corriente, perderse a la mina que ya tenían servida o al tipo que parecía serio y buen cojedor, nada más que para posar –el escritor- de rompedor de cánones, de violador de los lugares comunes y otras tonterías en las que nadie –empezando por él mismo, que sólo quiere ser famoso y millonario- cree.

Me ha sucedido –y eso que la realidad me demostró hasta el hartazgo que fama y riqueza no son lo mío: alguna vez los he jodido lo suficiente como para que los tipos y tipas de alguna novela se pusieran firmes y me hicieran un piquete, cortando el flujo de mis pocas y pobres ideas, dejándome seco, vacío como un guante sin su mano, a merced de mis peores instintos.

Transé, me humillé, les di todo lo que pedían –hacer lo que se les cantara- y por eso la ilusión, la apariencia de que lo escrito me pertenece.

Que de estas claudicaciones no se enteren mis editores.

sábado, enero 08, 2011

ELLA

Llaman a la puerta, abro sin preguntar quién es y me arrepiento.

-¿De nuevo tú?

-Es la hora- dice, orgullosa de lucir esa lúgubre ancianidad que no intenta siquiera disimular: -Acompáñame.

-No iré contigo, te lo he dicho cada vez que has venido.

-¿Me acompañarías, si quien viniese por ti fuera una bella y joven mujer?

Cierro la puerta en sus narices con las que nunca olfateó nada, frente a sus ojos que nada ven excepto los abismos.

Cuando después de varias noches vuelven a llamar, no abro. Desde la ventana del piso superior la espío. Nunca he visto hembra humana tan deslumbrante, casi desnuda, tocada apenas por una brisa de tules y aromas boscosos.

Sabe que voy a abrirle, acaricia la puerta como me acariciará cuando salga y descubra que, en apenas un par de minutos, ha envejecido cien años.

TIPOS PELIGROSOS

Salió Barreda.

El barrio de Belgrano está de liga: primero, el saqueo a las cajas de seguridad del Banco Provincia. Ahora, el odontólogo serial en libertad. Veinte años adentro, con mucha prensa durante el juicio y hasta cuando purgaba su condena, lo convirtieron en el héroe de los maridos atormentados y, curiosamente o no, en objeto sexual para algunas mujeres.

A la que ahora convive con el dentista le preguntaron si no le tenía miedo a un tipo que se había cargado a escopetazos a su mujer, las dos hijas y la suegra.

“Más miedo les tengo a ustedes”, dijo la actual mujer de Barreda a los periodistas.

miércoles, enero 05, 2011

ENCUENTROS

Sucedió esta mañana. Subo al subte y me lo encuentro, sentado y leyendo “La autopista del sur”, del maestro. –Siempre leyendo, vos. Como para levantarte minas si ni siquiera levantabas los ojos de los libros.

Ríe, se para y me abraza. Con el bamboleo del subte casi nos vamos al piso los dos, tanto abrazo. –Buen libro- dice, -te recomiendo los cuentos de este flaco Cortázar.

Para qué decirle que es tarde, que los leí hace mucho y que a veces, como hoy a él, me lo encuentro al maestro leyendo a Borges y a Macedonio, aunque en esos casos no interrumpo.

Me bajo en la estación siguiente y él levanta por un instante la vista del libro para mirarme y sonreír, con esa cara de hasta luego que tuvo siempre.

martes, enero 04, 2011

SI AQUELLA TARDE

Nada de lo que escriba perdurará, si no recordás alguna vez aquella tarde. Si te hundiste en la ciénaga matriz, en el bosque agudo, si pretendés que te escuchen con voces ajenas, si aquella tarde.

Aquel perro abandonado nos siguió como si fuera nuestro, por una caricia o por un hueso, por la compasión que luego no tuvimos.

Cómo hacer, sin tu memoria, que recuerdes aquella tarde. Cómo, sin vos, hacer que existas.

Nada de lo perdurable será escrito por mí.

Nada que no leas ya, si aquella tarde.

lunes, enero 03, 2011

PERDIDOS

Me levanto temprano, me preparo mate, la rutina, y manos a la novela. Tipeo un par de renglones y zas, un chillido: -¡No me toques!- grita un personaje al que ayer había dejado cojiendo con la mujer de su amigo. -Es absurdo-, le digo: -si te dejo allí, llegará tu amigo y los encontrará en la cama a los dos. No sé lo que hará en tal situación. -Si no lo sabes tú- me dice, con cierto desprecio. Y agrega: -Apaga ese ordenador y ve a correr un rato, o a follar tú también, que falta te hace.

Salgo a correr y luego, recién después de intentar en vano la segunda opción, caigo en la cuenta de que ese desgraciado me hablaba de tú, siendo argentino.

Enciendo el ordenador (carajo, la compu) pero el tipo se las tomó, ya no está, lo busco página por página y nada.

Estas cosas son las que me quitan las ganas de seguir escribiendo.

domingo, enero 02, 2011

MUJER LEJANA

Siempre está esa contradicción entre lo que pasa afuera y lo que pasa adentro. Entre el hambre -por decirlo al uso cínico que a la palabra y al tema le dan los poderosos- y lo que sentís por ella, o ella por vos o vos por vos.

Existencialismo de baja estofa si le anteponés un mapa del África o de los suburbios del conurbano bonaerense. Pero en esa encrucijada estás. Vos y ella, ella y vos, vos y vos.

Y no se resuelve, pasa la vida y no se resuelve.

Sigue el hambre, la violencia de los poderosos arrecia y ella que se arrepiente de no haberte dicho que sí, que quería estar con vos y no alejándose hasta que fueron los dos demasiado lejos uno del otro y con el hambre ahí y los poderosos matando, dominando, esclavizando y jactándose de que a ellos el paso del tiempo no los afecta.